Pelético
Cuando
entro en estado-de-regocijo siento que se me retuercen y se me pasman las tripas en un temblor ético pelético y una intensidad pelimpompética.
Es un pasmo transfigurador y gustosito en donde el ahora se hace absoluto y el todo se vuelve prescindible —maravilla—; y durante un efímero momento —¿30 segundos, un minuto?, no más— entro en la maravillosidad y en el disfrute primigenio —el de la infancia cuando chocolate o regalo envuelto, ¿sabéis lo que os digo?— y me olvido de la necesidad de los quiero y los necesito y de todos esos bichejos malrrollistas malaonda que tengo que llevar a terapia.
Es un disfrute breve pero intenso —¿será esto el éxtasis, una gota de?— y es entonces, durante ese momento ámbar, cuando vivo en toda la plenitud de la palabra.
Soy.
Es un intenso, maYÚSculo y ultra efímero instante que es —ES— la leche; la leche no, ¿cómo nombrarlo?: esencia, must, tapa del frasco, joya familiar, agua clara, gloria, razón de mi existencia, exageración, síntoma de salubridad.
Es tanto tanto… pero dura tan poco poco que tiendo a olvidarlo
y
un
instante después no está, ni lo registro ni lo recuerdo, no le doy importancia ni —por supuesto, quién pudiese— tengo idea de cómo alargarlo o re-generarlo;
todo ese maravillosismo se pierde hasta el siguiente
nuevo
l e j a n o
regocijo.
Así que, ASÍ QUE hace un par de días tomé la resolución de registrar los regocijos que he vivido —registrarlos para este fanzine, recordarlos, devolverles la importancia que tuvieron en su instante-gota-maravillosismo—; y han sido los siguientes:
- Besando esos labios pintados de rojo.
- Con el segundo trago a la segunda copa en un concierto de Acid mothers temple.
- Borrando, tachando palabras, qué tontería.
- Me acabo de regocijar —regocijo en tiempo real— con el uso de la palabra pelético en el primer párrafo de este texto.
- Y como esto lo escribo ahora, pero tú lo lees en un ahora que para mí es futuro, de ahí mi último regocijo:
el que se da por este juego temporal del ahora absoluto —perro persiguiendo su cola— que tú y yo nos traemos entre manos 😉, mi queridx y regocijante desconocidx que lees este texto que termina… ya.
Muac*.
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*Beso en tu coronilla de parte de Benjamín.
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ilustración: Diseño mío a partir de idea que le he propuesto a Midjourney y ello ha ilustrado.