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fanzine nº 5: roto

desparpajo de benjamin escalonilla

Me atraen seducen las mujeres con un desparpajo del 7 y los hombres con desparpajo 6. Por encima de esas cifras el desparpajo empieza a incomodarme porque muta en chulería, que es ridícula.

Existe esa frontera, complicada toda frontera lo es—, donde cohabitan desparpajo y chulería, confundiéndose. 

Pero un desparpajo bien llevado, sí, definitivamente me atrae seduce. Ese saber sonreírse de uno mismo cuando se mete la pata, ese saber estar a solas en público, bailoteando, disfrutando; esa forma de escuchar a los demás, esa forma alegrota-deshinibida de hablar; ese decirle a alguien que te recuerda a un yogur de galleta; esa manera de caminar, ese entusiasmo al compartir un gusto, esa falta de pudor, esa mirada sin miedos ni prejuicio. 

El desparpajo es un fino hilo en el que, cuando alguien se mantiene, es como si flotara, ahí, sin ni siquiera pretenderlo. Yo lo veo así. 

Y yo, te lo confieso sin ambages, me he propuesto subirme un punto el desparpajo, que estoy lejos de mi 6. 

Para ello he pensado en una serie de acciones que pretenden esponjar mi bolsa de brilli brilli, que supongo la responsable del desparpajismo. Son estas:

  • Enroscar la lengua.
  • Revisar/cuestionar mis creencias, ponerlas en cuarentena, permitirme dudar y permitirme pensar en qué creoCREO y qué quieroQUIERO.
  • Caminar deprisa con música en los oídos, música en los labios y sobre todo música en los dedos de los pies derecho e izquierdo. 
  • Soltar un chillido cuando sienta regocijo. 
  • Buscar el efecto opuesto a las redes sociales: encontrar y escuchar al otro tanTAN diferente a mí, y empatizar.
  • Ponerle un horario acotado a mis preocupaciones; y fuera de ellas disfrutarDISFRUTAR.
  • Dar besos.
  • Empezar todo esto, ya.

¡Ahí voy!

 

MuuuuuuAC.


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