PequeñasDiminutas
PequeñasDiminutas bestias me mordisquean, pero no duele, incluso siento caloraco gustito.
Son de diferentes tonos verde y alguno amarillo, de tamaño tamarindo; me resultan simpáticos en su feo, que no es feo sino raro; quizá es por su pequeñez, lo pequeño siempre me ha resultado entrañableAchuchante.
Ahora
los estoy agarrando a puñados y metiéndolos debajo de mi camiseta, aplastándolos contra mi cara. Les dejo cosquillearme las axilas; hay uno incrustado dentro de mi ombligo.
Y ahora
me he comido uno, ja! Está crujiente. Picajoso. Agridulce. Al morderlo ha chillado un (¡ih!). El resto han seguido saltando y revolcándose, restregándose como si nada. Algunos bichejos vuelan estilo libélula, otros están aprendiendo a hablar, más bien chillar y vocean sin precaución cosas locas como: biba/caracol/bimbo/espacheti/lengua culo/vandera cagadera/vandera es papel jijiénico… (Lo de la bandera es culpa mía, le tengo manía al patriotismo y repiten mis bromitas, perdón).
Les hago fotos con el móvil —para que me creáis vosotros, los desconocidos— y las subo a mis redes. No tardan en caer corazones y caritas sonrientes, llamaradas, destellos, ningún comentario, como cualquiera de mis otras publicaciones. PensaránPENSARÉIS que es un dibujo, un Photoshop o algo de IA, cualquier cosa menos lo que es: realidad real como el cemento: bichejos de carne y hueso verdadVERDAD.
Ahora
agarro un puñado y los lanzo al aire; los intrépidos se enganchan al techo con sus manos pequeñas, otros caen como pelotas de goma, alguno se espachurra, otros vuelven a subirse a mi mano para que los relance; y los relanzo.
Siento
dentro de mí una sensación de furor infantil que pareciera inagotable; busco paralelismos, similitudes, una explicación a por qué esto y sobre todo por qué a mí; mi terapeuta tendría alguna idea, seguro. ¿Me habré merecido intantilizarme, me he ganado enloquecer para sanar, para creer, para disfrutar?
¿Por qué se me aparecen estos bichejos a mí?
¿Qué
es lo tremendamente morrocotudo que me está pasando en la vida, en mi cabeza, en mi cambio de vida, ¿qué debo disfrutarDISFRUTAR? como para que hayan aparecido?; me hace ilusión pensarlo. Corrijo; me haría ilusión si pudiese dedicarle tiempo a pensar pero ja, pero jajaja, cómo voy a, imposible, cómo pensar, cómo parar el tiempo para la reflexión cuando esES que se me están metiendo bichejos entre los dedos de los pies y por la parte de atrás del calzoncillo, están revolvíendome el cabello y el bichejo del ombligo ha trepado, pelo a pelo, pliegue a pliege, nuez, barbilla, labios y se me agarra a la aleta de la nariz y no se suelta, cuánta grima cosquill/ ¡Vaya!
Vaya faena.
He puesto una canción marchosa —quería verles bailar— y se han hecho un charco.
Se han juntado, apretujado, apelotonado encima de la encimera de la cocina y eso: charco. Líquido. Frío, muy frío, multicolor.
Y ahora
me los estoy bebiendo con una pajita reutilizable.
Salado dulce, agrio, picante.
Ya. Los tengo dentro. Ha sido intenso. Ha estado brutal, divertido. Bien por hoy.
A ver mañana qué lo qué. Bichos en mí.
¿Qué es lo que tendría que aprender a disfrutar, de qué me quiero evadir?
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texto e ilustración por benjamín escalonilla
música por maldita luz granate